Las portadas de la segunda trilogía mantienen el autor (Gino Rubert) y por lo tanto la estética de sus antecesoras. En La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla Gino fue borrado con photoshop de la ilustración, sin embargo en la cuarta entrega permanece su imagen. Comentaba en la reseña de La reina en el palacio de las corrientes de aire que tenía ganas y curiosidad por zambullirme en la continuación y que no era lo mismo leer sabiéndolo como último libro que conociendo su retorno, no obstante aunque se mantengan características de ediciones anteriores, en la lectura nos despedimos, definitivamente, del ritmo y estilo de Larsson. Las esperanzas se esfuman y los guiños a las historias pasadas tampoco mantienen ese cariz que conocíamos.
No soy muy dada al chismorreo ni a interesarme por la vida de los autores que me gustan, salvo excepciones o información que salta al buscar otra. Justo al terminar la relectura de la saga de Stieg Larsson, A.Moreno me preguntó si sabía en quién habían caído los derechos de dichos tomos tras la muerte del autor y mis hombros se alzaron y mi rostro mostró un 'ni idea'. Y... serendipia: El escritor sueco nunca se casó con Eva Gabrielsson -con la que vivió los últimos 30 años- para protegerla de los peligros de estar vinculada a alguien que investigaba los movimientos de la extrema derecha de su país, pero no haciéndolo la dejó más desprotegida que nunca. Murió de repente y no dejó testamento. Los herederos legales, su padre y su hermano, no quieren darle un duro. Además también encontré que el manuscrito que tenía empezado de la cuarta historia (que no se utiliza en Lo que no te mata te hace más fuerte) son 200 páginas de una sucesión de escenas inconexas, sin hilo argumental marcado, donde Lisbeth Salander se va vengando de todos los que la hicieron daño de un modo u otro, y por cada uno de ellos borra un tatuaje de su cuerpo. Lo ha contado Eva en sus memorias Millenium, Stieg y yo, donde expone también su deseo de continuar la saga, ya que ella misma lo ayudó a escribir la hiperfamosa trilogía, pero las tensiones generadas por el fallo de la herencia dificulta que pueda hacerlo.
Si esperas que Lo que no te mata te hace más fuerte inicie con Lisbeth Salander te quedarás con las ganas. La primera escena nos muestra un mal padre (Frans Balder, un ingeniero informático) que está a punto de dar un giro drástico a su vida para ejercer como un pilar en la de su hijo autista de 8 años de edad. Pese a no haber pronunciado ninguna palabra aún, arma y desmonta complicados puzzles con velocidad. En el siguiente capítulo ya hay algo conocido: un desmejorado Mikael Blomkvist. El auge del periodismo quedó atrás. Pero no es sólo su carrera profesional, sino todo el atractivo que emanaba en su personalidad parece haberse esfumado con las nuevas reflexiones sobre la extraña amistad con Lis. (hay, miedo me da, lo que le haya hecho a ella).
Si esperas que Lo que no te mata te hace más fuerte inicie con Lisbeth Salander te quedarás con las ganas. La primera escena nos muestra un mal padre (Frans Balder, un ingeniero informático) que está a punto de dar un giro drástico a su vida para ejercer como un pilar en la de su hijo autista de 8 años de edad. Pese a no haber pronunciado ninguna palabra aún, arma y desmonta complicados puzzles con velocidad. En el siguiente capítulo ya hay algo conocido: un desmejorado Mikael Blomkvist. El auge del periodismo quedó atrás. Pero no es sólo su carrera profesional, sino todo el atractivo que emanaba en su personalidad parece haberse esfumado con las nuevas reflexiones sobre la extraña amistad con Lis. (hay, miedo me da, lo que le haya hecho a ella).
Los esbozos que van mostrando a WASP distan mucho de la esencia de Salander. Parece que más que leer la trilogía de Stieg Larsson se haya conformado con la adaptación cinematográfica y de ahí ha sacado la base de cada personaje (ya sabéis que las películas, para mí, dejaron mucho que desear). Y mi miedo se confirma cuando aparece: a mis ojos no es más que una muda de piel -ya seca- de una mujer todoterreno. Además fallos de guión, entre otras cosas menciona que su nueva casa está decorada a parches con muebles de IKEA y que se acostó en uno de los muchos dormitorios, cuando el creador de Lis. había dejado claro que amuebló completamente 3 estancias (y una era su estudio-dormitorio) de toda la casa, el resto estaba vacío.
Son 651 páginas en la edición de Destino (los anteriores eran de booket, edición bolsillo) y le sobran mínimo unas 100 páginas de repeticiones pasadas (no hace falta que expliques el archiconocido pacto que tiene Erica con su marido Greger en el que puede seguir tirándose a Mikael, ni que insistas en describir todo el bagaje de Salander -Zalanchenko, hacker, etc.-) y por lo menos otras 100 de reiteraciones de la historia actual. Reconozco que si no fuese porque tengo los siguientes tomos lo hubiese aparcado y a otra cosa.
Bien es cierto que después gana interés y que si lo tomas como una novela ajena a la trilogía anterior no está mal pese a lo previsible de la trama (para personas que disfrutan con lo sensacionalista y las películas/literatura más lineal, si bebes del estilo de David Lynch o de Chuck Palaniuhk no te lo recomiendo). El problema sobre todo reside en la comparación... vendría a ser como esperar que la segunda temporada de True Detective esté en la misma categoría que la primera o como cuando un niño espera un muñeco original y le regalan la versión barata. No me entusiasma pese a enlazar el cosmos (agujeros negros, singularidades, etc.) con el hacking y la inteligencia artificial.
Las partes que constituyen la novela tienen fragmentos sobre números primos, criptografía y otras pistas de lo que va a destejerse en la trama. En un momento dado aparece una frase de Nietzsche: Was mich nicht umbringt, macth mich stärker (lo que no me mata me hace más fuerte) enlazando así la parte de misógina del autor de esa premisa con la de Alexander Zalanchenko. Y ya sabemos que Lisbeth es la que odia a los hombres que odian a las mujeres, sin embargo su hermana gemela, Camilla (que ha sido mencionada en varios momentos previos por Larsson), siente afinidad por este. Anteriormente se encuentra siempre desaparecida y en guerra contra su hermana por sus personalidades opuestas. Ahora descubrimos que fue la instigadora de las desgracias escolares de Lis., haciendo uso de su belleza manipulativa, y otros detalles que no desvelaré para no hacer spoiler. Éstos imanes opuestos agitan un cóctel, ya de por sí bastante explosivo, mientras se acercan.
Sí ya Larsson nos mostraba de dónde venía la fortaleza y identidad de Salander, en esta entrega David nos estrujará las patatas y nos dará la papilla. En esta ocasión Palmgren, coincidiendo con otros que la investigan, relaciona a Lisbeth con la avispa de Marvel, no obstante en ese terreno no puedo pronunciarme puesto a que no he leído ningún cómic del personaje. Pero, reitero, conforme avanzan las páginas mejora la acción. Y aunque resuelva algunos asuntillos lo importante se queda para la continuación. Si quieres saber qué sucede tendrás que explorar El hombre que perseguía su sombra.
Resumiendo: si lo tomas como gente ajena (con los mismos nombres que una potente trilogía que has leído previamente) te puede enganchar y/o hacer pasar una lectura agradable; si no logras disociarla te chocarán y rechinarán un montón de detalles que cambian la esencia de los personajes. Personalmente si no tuviese ya los ejemplares siguientes abandonaría la saga.
Imagen principal: portada del libro
Reseña e ilustración de Saray Pavón
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