Embarazo

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El año pasado comenzamos la búsqueda de nombres y todos esos apartados en los que nos gustaría aportarle nuestro granito de arena (cine, música, dibujo,... vamos, arte en general). No dijimos nada: sólo nosotros sabíamos que algo iba a nacer y poco a poco fuimos construyendo esa madriguera donde, en breve, va a dar sus primeros pasos.

Llega un punto en el que no se puede esconder más el embarazo y estamos en ese momento. Así que es la ocasión perfecta para hablaros de esta criaturita que va a abrir los ojos: La i Crítica.

Cuando comenté lo de cultivos culturales tenía en mente esta gestación pero no podía soltar palabras antes de tiempo; ahora, por fin, puedo decir que para este proyecto nos hemos unido tres mentes inquietas: Migue Carrión, A. Moreno y una servidora, Saray Pavón. Podeis entrar, comentar, enviar vuestras creaciones y sobre todo... disfrutar del paseo.


PD: Permitidme que haya utilizado esta materna comparación ya que considero que los procesos artísticos a veces son como embarazos, solo que no necesariamente requieren 9 meses.

3 ideas :

Anónimo dijo...

Que han sido de aquellas épocas donde tus videos tenian más de 3 millones de visitas.

Vuelve a hacer videos, vuelve a contarnos poesia. Se hecha de mucho de menos.

Yo aún te sigo siguiendo.

Un fuerte abrazo.
Alberto.

SarayPavon dijo...

Yo también lo echo de menos. Cuando acompañe el tiempo volveré :)

Un fuerte abrazo!

Elegancia dijo...

Algo que encontré por ahí y que me sugirió lo que he leído y visto de ti.

Si mirase un momento en tus ojos
el segundo siguiente sería líquido derramado,
en las manos que escapan de las gotas culpables
por el mismo miedo cobarde, refugiado, estúpido.

Y si lograra mentirte al mirar, te diría lo justo
para volar cerca del milagro de un día sin ti,
sin crecer en la mansedumbre de tus labios,
de tus besos, de esos ladrones de respeto
que reptan espiando mis momentos, mis logros
para robarme la ilusión por dejar de quererte.

Un día, de otra vida, cuando el sabor a sal sea tan sólo mal aliento
escucharás mis pasos irse lejos, caminar solos,
derretirse en el hielo de tus desmanes,
olvidarme poco a poco para sentirse libres
y cantarse a solas y les verás enamorarse juntos.

No es mi vida la que llevas, no es mi odio el que grita
sólo son tus egos, mis silencios, tus angustias o mis deseos.

Rezan pobres, calamitosos en la ocurrencia de un misterio diario.

Se vuelven al espejo, lo desfiguran con sus caras.
Martirizan la esperanza con lágrimas de conformismo.
Seguir para no luchar, fingir para no continuar gritando sin palabras.

Hace un rato hubiera querido derretirte con mis pupilas,
dilatadas ante la extasiada curvatura de tu desvergüenza que
hace rato hubiera dado muy poco por tenerlo todo.
Y ahora mismo, sin embargo, sólo sé que no te siento y que ya no te quiero.

Lástima que llegue la media noche y con ella mis plegarias.

No te dejaré marchar, no más allá de mis párpados caídos.

Del velo de tus ojos cerrados.