Mario nos agarra con reflexiones potentes en una historia de un exiliado (Javier) que vuelve a Montevideo a los 12 años con el miedo oculto bajo las arrugas que el tiempo le ha puesto en el rostro. A veces unas horas son determinantes en la vida de una persona si sumamos todas las que nos encontramos en su ausencia… es normal que tiemblen las piernas de incertidumbre y no tenga ninguna seguridad sobre lo que le espera a su regreso.
Me ha enganchado por cosas como...
-No me digas que en Madrid no pensabas.
-Sólo lo imprescindible. Pensamientos cortitos, como telegramas. Miniaturas de reflexión. Apenas para salir del paso y hacerle un regate al estrés.
O: "Pensó en otra (o la misma) Raquel, la que había quedado en Madrid. Sintió frío en los hombros, en el estómago, en las rodillas. Las mujeres, las pocas mujeres de su vida, le habían dado calor, y ahora echaba de menos esos brazos, esos vientres, esos labios, esas piernas."
o: "Los fotógrafos siempre somos necesarios. Alguien tiene que retratar a los políticos con la boca abierta, eso siempre les da bronca. Y yo me he vuelto un especialista. Se les ve hasta la campanilla."
(Son ejemplos de cosas que vais a encontrar en las primeras páginas, no os preocupéis que no hago ningún spoiler :P).
La tregua:
Pese a lo comentado prefiero a Mario como poeta que como novelista. Tanto en andamios como con La tregua me ha pasado lo mismo: tiene partes que sí y otras en las que se vuelven plomizas y se alarga la lectura por pesadez. La sinopsis, por si os interesa, es: La cotidianidad gris impregna las páginas de un diario personal donde se relata un breve periodo en la vida de un empleado viudo, próximo a la jubilación; en ellas se refleja la difícil relación con sus hijos, la oficina, la casa, el café y una inesperada relación amorosa que le dará al personaje una tregua en su lucha cotidiana contra el tedio.
Me ha enganchado por cosas como...
-No me digas que en Madrid no pensabas.
-Sólo lo imprescindible. Pensamientos cortitos, como telegramas. Miniaturas de reflexión. Apenas para salir del paso y hacerle un regate al estrés.
O: "Pensó en otra (o la misma) Raquel, la que había quedado en Madrid. Sintió frío en los hombros, en el estómago, en las rodillas. Las mujeres, las pocas mujeres de su vida, le habían dado calor, y ahora echaba de menos esos brazos, esos vientres, esos labios, esas piernas."
o: "Los fotógrafos siempre somos necesarios. Alguien tiene que retratar a los políticos con la boca abierta, eso siempre les da bronca. Y yo me he vuelto un especialista. Se les ve hasta la campanilla."
(Son ejemplos de cosas que vais a encontrar en las primeras páginas, no os preocupéis que no hago ningún spoiler :P).
La tregua:
Pese a lo comentado prefiero a Mario como poeta que como novelista. Tanto en andamios como con La tregua me ha pasado lo mismo: tiene partes que sí y otras en las que se vuelven plomizas y se alarga la lectura por pesadez. La sinopsis, por si os interesa, es: La cotidianidad gris impregna las páginas de un diario personal donde se relata un breve periodo en la vida de un empleado viudo, próximo a la jubilación; en ellas se refleja la difícil relación con sus hijos, la oficina, la casa, el café y una inesperada relación amorosa que le dará al personaje una tregua en su lucha cotidiana contra el tedio.