Una forma de vida.

El libro de Ordeno y mando,  de Amélie Nothomb, me pareció bastante flojo comparado con otras novelas suyas. La sipnosis podía apuntar maneras aunque tampoco me enganchó: «Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía», pontifica alguien en una cena, y Baptiste Bordave sigue más tarde el peculiar consejo cuando Olaf Sildur -un multimillonario sueco– aparece en su casa y muere de forma fulminante en su salón. A partir de que Baptiste decide hacer pasar el cadáver por el suyo propio, se sumerge en una vida de ensueño, ocio y placeres. Un oasis
en el que se desarrollará una historia de amor.


Me sorprende este bajonazo de calidad puesto a que es posterior (del 2008 pero publicada en castellano en el 2010) a las que he reseñado: Metafísica de los tubos (2000/2001), Diario de Golondrina (2006/2008). Y justo inmediatamente publica Viaje de invierno (2009/2011) que sí tiene ese estilo adictivo.

Para quitarme un poco el mal sabor me bebí Una forma de vida (2010/2012) que empieza cuando una novelista, llamada Amélie Nothomb, recibe una carta de uno de sus lectores: un soldado norteamericano, Melvin Mapple, que le escribe desde Irak. Mapple contrae una enfermedad común entre los soldados. El protagonista absoluto es el cuerpo. Un cuerpo distinto, repudiado, que para sobrevivir alumbrará una nueva identidad: Scherezade.

Entre cartas va pasando la historia que me pareció recobrar las cualidades de su escritura: temáticas contundentes, escritura corrosiva (porque te cala hasta los huesos), ansia por engullir de una sentada el título que tienes entre las manos, etc. Así sí. Ésto es a lo que nos ha acostumbrado: literatura apasionante.